SANTA ROSA DE LIMA
Fue descubierta por primera vez por el Padre Jesuita Jacobo Ranzonier, según su propio testimonio, un hermoso día cabalgando sobre un caballo divisó a lo lejos una verduzca colina, por la exuberante y tupida vegetación que la rodeaban, compuesta por palmeras, cocoteros y naranjos. Al explorar la zona, quedó profundamente admirado, por la belleza natural del lugar, en su regreso a su vivienda de Santa María de Fe, inspira a las familias aldeanas de la reducción a acompañarlo en la misión fundacional, el 2 de abril de 1698.
Santa Rosa, es una ciudad apasionante, donde además de invitar al visitante a recrear la experiencia vivida en las reducciones jesuíticas, a través de los importantes vestigios de su patrimonio arquitectónico, tales como el campanario, la casa de los indios y la Capilla de Loreto, los frescos hechos en oleos de la época. Posee ambientes naturales culturales, aún no descubiertas como los cerros que la rodean. Constituyéndose en patrimonio paisajístico natural; sitios ideales para la propuesta de turismo verde.
A la altura de 3 de Mayo, se encuentra El Pombero Pyporé, una piedra milagrosamente mantenida verticalmente, donde con nitidez, puede verse una huella que se dice que es del pombero. Durante la escalada al Cerro Alto, el visitante puede observar diversos atractivos conformados por una variada riqueza de plantas medicinales y arbustos, así como grandes piezas de piedras rojizas, que han tomado formas peculiares, como el Ita balanza y el Ita barco. Desde los cerros se pueden observar, las campiñas y paisajes selváticos, que inspiran al hombre a convivir en armonía con la naturaleza. A 12 km de la ciudad cruzando la compañía de San Gabriel y el paraje de Santa, se abre un viejo callejón “Jahe’o”, que conduce a los bellos humedales del río Tebicuary, rodeado de blancos arenales y salvaje vegetación que ofrece al visitante una experiencia única e inolvidable. Además cuenta con variados servicios de balnearios, hotelerías.
Existen numerosos establecimientos granjeros y ganaderos. En la Agricultura, los productores han heredado saberes ancestrales de los indígenas, por lo que en la década del 70, adquirió reconocimiento nacional, por la excelente calidad de fibras de algodón producido, denominándose, “Capital del Oro blanco”. Actualmente se destaca por la producción de arroz, algodón, caña dulce, este último rubro altamente producido por los antiguos agricultores de la reducción de Santa Rosa y producto diversificado de autoconsumo. La cultura autóctona de la tierra Jesuítica guaraní se ha construido por el conglomerado de saberes, legado por las generaciones pasadas, su evolución a través del tiempo, hasta nuestros días. El mate, el tereré, son costumbres típicas y arraigadas en los pobladores roseños, así como el amor por la expresión hacia el arte y la cultura auténticamente tradicional.